Imagen2

Por fin, conseguido. Hemos podido pasarnos el juego. ¿Y tú, también quieres? Pues vamos a ello pasando esta parte final donde nos encontraremos dos jefes de aúpa que, quizá, te obliguen incluso a cambiar tu tradicional forma de lucha. Vamos allá.

NOTA: al final tenéis la guía recopilada en PDF.

Jefe final. Mejor dicho: jefes finales

Para enfrentarte a él, hay varias tácticas:

—Se puede ir con Ríos de sangre, Lágrima mimética y protección sagrada. En la primera parte ser muy preciso y aprovechar cuando se centre en la Lágrima mimética. Y en la segunda parte, contra la bestia, esquivar mucho y aprovechar las pocas oportunidades que la bestia te da.

—Otra táctica es ir con Ríos de sangre en el primer combate y luego contra la bestia el arco del león de Radahn (se consigue tras entregar el alma del jefe a la vieja de la Mesa Redonda de al lado de los dedos) y usar el ataque especial cargado que tiene que llega bastante lejos y hace buen daño. Se puede sustituir arco por espadón mataserpientes e intentar atontar a la bestia.

—Pedir ayuda en la puerta a otros jugadores para que te apoyen en el combate (en cuyo caso no se pueden invocar cenizas).

—Y, por último, en nuestro caso, usar el arma colosal Quijada de Bestia de la Estrella Fugaz, arma que suelta el toro. ¿Te acuerdas del jefe llamado Bestia adulta de la Estrella Fugaz? Pues si lo venciste, nada, pero si no lo venciste es el momento de ir a por él, pues como te decimos necesitamos su arma:

Como sea, deberás subir las estadísticas para que el arma que elijas funcione bien y, sobre todo, obvia decirlo, subirlas, al menos, a +8 (estamos hablando de armas especiales cuyo tope es +10).

Pues bien, vamos allá. Nada más entrar invoca a la Lágrima mimética y prepárate porque lo normal es que se lance a por ti. Rueda y lo esquivas, pero con cuidado si se pone a lanzar rayos nada más empezar (se clavan y explotan). De hecho, esos suelen ser sus movimientos en toda la batalla: lanzarse a golpearte; lanzar rayos; lanzar rayos dispersos; dar un gran salto para clavar el martillo (no ruedes hacia atrás, sino hacia él o salta justo cuando golpea, mejor aún); lanzar ráfagas, tres, que quedan marcadas en el suelo; rodearse de magia; rodarse de magia que a veces hace explotar; más adelante, aparece y desaparece; da pisotones. Estas son, a grandes rasgos, sus mecánicas. Lo suyo, con el arma Quijada, siempre que empiece a distraerse con la Lágrima mimética, es que encadenes varios ataques de magia. Ni que decir tiene que debes meter viales de magia, no solo de recuperación. Intenta un equilibrio 60-40 a favor de la salud.

En la segunda parte, transformado en bestia, comienza un combate más peliagudo, pero no más difícil… que sin embargo llega a serlo. ¿Y eso? Porque el escenario en grandísimo y la mayor parte del tiempo te la pasas corriendo. Sería bueno ahora recargar tu magia, beber una médika y que tu Lágrima mimética estuviera todavía en pie. El uso del arma Quijada no es usarla como un loco, sino con coherencia, cabeza y táctica. Es un arma que le hiere especialmente, lo que no quiere decir que sea la clave por sí misma del combate si tú no pones de tu parte, lo mismo que con el anterior.

¿Y cómo puedes poner de tu parte? Pues estando atento a sus ataques: nada más empezar vete a por él, golpéale y échate a su parte trasera y comienza a atacar otra vez. Lo normal es que lance como una especie de fuego, pero ahí no debería darte. Una vez hecho esto comenzará, posiblemente, a desplazarse, comenzando tu persecución. Cuando veas que se recarga e ilumina, ten cuidado, porque lanzará rayos que te persiguen. Lo mejor en tal caso es ponerte a correr más que a rodar. También puede lanzarte, desde lo lejos, espadazos con ráfagas que debes esquivar rodando (unos cuatro, que suelen ser consecutivos). También puede intentar darte, sin magia, con su espadón, por lo que rueda, aproxímate y golpea. Cuando lanza, ya sea a su alrededor o en línea recta, una especie de humillo violáceo huye porque suele luego estallar. Puede lanzar también un ataque parecido, pero con rayos que se mueven por toda la pantalla. Ahí rueda o huye. Huye también si ves que comienza a elevarse por los aires cargándose hasta el tope de la pantalla porque en el suelo aparecen como los símbolos de Elden Ring, de manera doble, que debes esquivar rodando o saltando, pero escapando se sus márgenes, porque si no te hace polvo.

Esto es lo que debes tener en cuenta, aprenderte estos patrones, que muchas veces se mezclan de manera confusa. Lo más peligroso son los rayos si te pillan débil de salud, el círculo a lo Elden Ring y, ante todo, que te agarre, algo que hace muy pocas veces, pero que te fulmina casi al instante.

Y punto. Ganaste y, de paso, te pasaste el juego, ¿cómo te quedas? Ya solo es tocar lo que está enfrente y llegará el final. O, si todavía quieres darte un garbeo por ahí, tocar la Gracia.

Y esto es todo. Esperamos que te haya servido y que puedas también pasarlo. Si te fijas en la foto de abajo, verás que la fecha del logro es casi “en directo” con esta guía.

Aquí, la tradicional foto de la victoria que, además, demuestra la veracidad de que no lo hemos pasado:

Imagen1

PARTE I

PARTE II

PARTE III

PARTE IV

PARTE V

PARTE VI

PARTE VII

PARTE VIII

PARTE IX

PARTE X

PARTE XI

PARTE XII

PARTE XIII

PARTE XIV

Guía Elden Ring Frikadasmil